Descubre las Tuamotu

Despegamos rumbo a Papeete. A nuestra llegada a la isla de Tahití somos recibidos por el equipo de Puente al Pacífico con los típicos collares de flores. De ahora en adelante, nos van a asesorar durante toda nuestra estancia en la Polinesia Francesa. Nos trasladarán a nuestro hotel y después del largo viaje aconsejamos disfrutar de un merecido descanso en las magníficas instalaciones.

Papeete 
Situada en la isla de Tahití, la capital y ciudad más grande y más poblada del archipiélago de la Polinesia Francesa. Es una isla volcánica con impresionante vegetación, rodeada de arrecifes de coral y bordeada de lagunas de agua color azul turquesa. Papeete, en tahitiano: Pape'ete o «Agua de la cesta». Es el punto de conexión con el resto de los archipiélagos, ya sea en vuelos domésticos o en ferry a las islas cercanas.

Después de desayunar, aconsejamos visitar el pintoresco mercado de Papeete, donde serán cautivados por los aromas de la vainilla, atrapados por los sabores deliciosos de sus frutas exóticas y un mar de colores que despertarán sus sentidos, pescados tropicales y productos artesanales hechos a mano. Nuestro chofer nos estará esperando en la recepción para llevarnos al aeropuerto y tomar el corto vuelo a la Isla de Moorea.

Desde el aire podremos apreciar la particular forma de esta isla: un triángulo invertido, que nos recuerda a un halcón. El nombre de la isla quiere decir “lagarto dorado” y cuenta la leyenda que un lagarto gigante partió con la cola las dos bahías. Estas bahías son las de Opunohu y la de Cook o Paopao. Es así, a vista de pájaro, como mejor se observan las bellezas de su geografía y la exuberante vegetación que corona la isla. Una vez recojamos las maleteas y sin más dilación, nos trasladamos al hotel y hacer el registro.

Moorea “La isla mágica”
Moorea (en tahitiano: Mo’orea) antiguamente también llamada Aimeho o Eimeo (Cook), a tan solo 17 kilómetros de Tahití. Isla montañosa con sus vertientes cubiertas de plantaciones de piña, aguacates y pomelos. Con ocho valles que forman una estrella, que desde el mirador de Belvedere se obtienen las mejores vistas de las 2 bahías.  Una isla de aguas muy tranquilas, que, entre los meses de abril a octubre, permiten por su particular climatología realizar innumerables actividades acuáticas: como kayak, paddle surf, esquí acuático e incluso surf en la zona de los canales, así como la práctica de snorkel o buceo. Moorea se encuentra en el cinturón tropical de la Tierra. El clima es tropical-cálido y muy húmedo, lo que favorece la exuberante vegetación de la isla.

Hora de un apetecible desayuno. Cada año, de julio a noviembre, las ballenas jorobadas llegan desde la Antártida a las cálidas aguas del Pacífico Sur para reproducirse. Este periodo de migración es el momento perfecto para observarlas de cerca y, si el tiempo lo permite, meterse en el agua con ellas.

Por la noche recomendamos visitar el famoso poblado de Tiki Village, donde podrán degustar una cena Tahitiana y disfrutar un espectáculo de baile tradicional. Nuestro equipo de Puente al Pacifico se encargará de realizar toda la reserva. ¡¡Así da gusto, sin preocupaciones!!

Desayuno en el hotel. Hoy tendremos la posibilidad de realizar otras actividades, como por ejemplo visitar la isla en el “Raid Aventura” (en Quads o en 4x4). En esta ruta se recorre la isla de Moorea hasta llegar al centro del volcán, pasando por el pueblo de Papetoai y otros lugares de la isla que nos brindan una maravillosa vista panorámica de 360º sobre la laguna. Las abruptas montañas contrastan con la arena clara de sus playas y el añil de sus fondos.

Alternativamente por la noche, podrán realizar un crucero en catamarán para disfrutar del atardecer en una de las islas más hermosas del Pacífico Sur. En este tour para grupos pequeños (con un máximo de seis pasajeros) aprenderá sobre la historia de la navegación polinesia mientras observa la puesta de sol y buscan vida silvestre como tortugas, tiburones y rayas. Deléitese con la fruta tropical proporcionada con un cóctel en la mano. Esta es una forma relajada de terminar un día en el paraíso. ¡¡Qué pasada!!

Desayuno en el hotel. Nuestro chofer nos estará esperando en la recepción para llevarnos al aeropuerto y tomar el corto vuelo a la Isla de Bora Bora. Posiblemente la más mítica de las islas de la Polinesia Francesa; y pronto sabremos por qué. Pronto divisamos la silueta del monte Otemanu, que orgulloso, contempla la laguna de Bora Bora. Una vez más, las alturas nos brindan un espectáculo de formas y colores. Después de recoger nuestras maletas nos trasladarán a nuestro nuevo hogar por unos días.

Bora Bora “La Perla del Pacífico”
Los nativos de Bora Bora (“Primera Nacida”) cuentan como la generosa naturaleza les obsequió con un tesoro de inconmensurable belleza: La Laguna Mai te pora (“Creada por los dioses”). La diversidad de sus fondos coralinos hace de este atolón un destino privilegiado; tanto para nosotros como para la fauna que cada año se congrega en sus aguas color esmeraldas. Se trata de una isla del tipo atolón de 29,3 kilómetros cuadrados con una zona central montañosa que está rodeada por una barrera de arrecife coralina y de islotes. Gracias a su clima cálido durante todo el año, con temperaturas medias de entre 22°C y 30°C es un destino que se puede visitar los 365 días del año.

Desayuno en el hotel. El equipo de Puente al Pacífico, le propone para hoy una experiencia romántica diseñada para parejas. Permita que los expertos locales lo lleven a los lugares más hermosos de la famosa laguna de la isla, incluido el sitio de buceo en el acuario, donde se encontrará con la increíble vida marina. Un recorrido a bordo del antiguo barco de carreras Vitamin Sea, un catamarán de 40 pies. Con solo algunos otros pasajeros a bordo, diríjase a las aguas cristalinas de Paradise Bay, donde puede nadar, bucear y disfrutar de una experiencia mágica de "bar flotante". Las bebidas y el agua están incluidas durante todo el recorrido y vendrán a buscarnos a nuestro hotel. ¡¡Todo perfectamente planificado!!

Desayuno en el hotel. ¡¡Cada vez cuesta más despedirse de estas maravillas naturales!! Dejaremos el archipiélago de las islas de la Sociedad para seguir explorando los mares del sur. Nos dirigiremos al aeropuerto de Bora Bora para proseguir nuestro viaje por el paraíso. Nuestra próxima parada son los atolones de Rangiroa y Fakarava, en el archipiélago de las Tuamotu. Durante el vuelo seremos testigos de la belleza e inmensidad del Océano Pacifico. Pronto divisamos una especie de burbujas celestes en medio del océano, nada más y nada menos que los atolones más grandes la Polinesia francesa, Rangiroa y Fakarava.

Rangiroa: “La Laguna Infinita”
Rangiroa o Ra’iroa, significa “cielos infinitos”) es un atolón de las Tuamotu, el segundo más grande del mundo. Considerado uno de los mejores lugares del mundo para la práctica del submarinismo, donde habitan innumerables especies que suponen un deleite para buceadores de todo el mundo. La parte terrestre, consta únicamente del contorno de la laguna, como si se tratase del canto de una gran pecera natural. Este precioso bucle de islas está rodeado por dos tipos de océano: Moana-tea (el océano apacible), que define a la laguna, y Moana-uri (el océano salvaje), donde las ballenas, mantarrayas, delfines y tiburones ofrecen un verdadero espectáculo a los elegidos que acuden a contemplar este universo.

Desayuno en el hotel. ¡¡Que gusto despertarse en el paraíso!! Recomendamos recorrer la isla y descubrir sus pintorescas iglesias de coral, centros de artesanía o sus restaurantes donde probar la gastronomía local. Los aficionados al vino podrán disfrutar de una cata en la propiedad de Dominique Auroy – situada en medio de una plantación de cocos y que produce tres tipos de uva -, así como visitar alguna de las plantaciones de ostras, conocidas por sus perlas negras diseminadas en la laguna.

Desayuno en el hotel. Día para practicar submarinismo o incluso si no lo practicas, se puede descubrir los atractivos de la laguna desde la superficie. Las posibilidades son infinitas en Rangiroa: realizar un picnic sobre unos motu desiertos, snorkeling sobre unos esplendidos jardines de coral o visitar islotes salvajes donde anidan aves. La Laguna Azul, donde la naturaleza ha creado una pequeña laguna dentro de la gran laguna, y “el banco de arena rosada”, otra preciosa zona a descubrir. Estas dunas de arena apartadas del arrecife emergen como surgidas de ninguna parte y su aspecto rosado se debe a los estratos de conchas en polvo.

Desayuno en el hotel. Hoy tomaremos un corto vuelo a la isla de Fakarava. Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Llegada al hotel, donde podremos descansar antes de seguir con estos días tan intensos y disfrutar
de nuestro siguiente destino.

Fakarava: “Paraíso del buceo”
Fakarava o Havaiki-te-araroes es un atolón rectangular de 60 km de largo y 25 km de ancho, en centro del archipiélago de las Tuamotu. El atolón dispone de dos pasos al interior, uno al norte y otro en el sur. El paso del norte de Garuae es el más grande de la Polinesia Francesa. El célebre pintor Henri Matisse (1869-1954) afirmaba que el color era “una liberación”. En 1930, el artista se alojó tres meses en Tahiti, llevando su exploración hasta Fakarava, donde quedó irremediablemente fascinado por las variaciones de tonos azules de la laguna. El descubrimiento fue tan fuerte, que liberó un nuevo empuje creativo en Matisse. Fakarawa ofrece una terapia visual para el alma.

Un desayuno al aire libre es el mejor combustible para ponernos en marcha. El atolón rico en fauna marina con un centro importante del submarinismo deportivo, donde se albergan corales y todos los peces de las Tuamotu, como lochas, meros, barracudas, rayas águila, mantas, tiburones martillo, tiburones tigre, tiburones pelágicos, atunes dientes de perro, así como tortugas y delfines.

Un desayuno en el hotel. Disfrutar de las playas de la isla o realizar un crucero en catamarán desde el que disfrutaremos de la belleza de la laguna o visitar una granja de perlas negras. Recorrer la isla y visitar los pueblecitos, con sus carreteras bordeadas de buganvillas, iglesias de coral resplandecientes, casas pintorescas, panaderías, puestos de comida y restaurantes que parecen flotar sobre las aguas claras que rodean el atolón.

Tras un buen desayuno tendremos que recoger nuestras pertenencias y tomar un traslado de regreso a Tahití, donde aguarda un día más para exprimir nuestras últimas fuerzas y descansar antes del regreso a casa.

Desayunamos a la luz del Pacífico una última vez, parece mentira que nuestra andadura por las Islas de Sociedad llegue a su fin. ¡¡Qué pena, esto se acaba!! Nuestro chofer nos estará esperando en la recepción para llevarnos al aeropuerto con tiempo suficiente para poder realizar el check-in de regreso a España. ¡Nānā Ia maita’i te terera’a” - ¡¡Hasta la vista y buen viaje!! -. Una cálida despedida nos aguarda en el aeropuerto donde somos obsequiados con collares de conchas, símbolo de gratitud por parte del equipo de Puente al Pacífico. Sin lugar a duda ha sido un viaje maravilloso, nos quedamos con ganas de volver. Noche a bordo en el vuelo donde sin duda tendremos la oportunidad de rememorar nuestras experiencias vividas y sentidas en la Polinesia.

Fin del viaje y de nuestros servicios.